Crecí rodeada de revistas de decoración, en un modesto hogar dónde me enseñaron a convertir cada rincón en un espacio único: una nueva ubicación del mobiliario, actualizar un mueble antiguo, una mano de pintura…
Esta influencia, unida a la inquietud que desperté por este tema, me abrió la mente a un sinfín de posibilidades en el mundo de la decoración.

Nunca pensé que mi pasión pudiera acabar siendo mi profesión

Siempre he tratado que mi valor diferenciador como decoradora de interiores sea el de ofrecer un trato muy personalizado. Me preocupo por las necesidades de mis clientes y trabajo para ofrecer un amplio abanico de posibilidades, siempre planteando pros y contras, para encontrar así la mejor solución.

Mi objetivo como decoradora es claro: aportar valor a cualquier inmueble. Cada estancia tiene un potencial oculto y una de mis cualidades es encontrarlo, creando hogar.